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Cuando la incertidumbre y el sufrimiento nos invaden, cuando nuestro pensamiento y nuestras emociones nos hacen caer en la desesperación...... ¿recordamos lo maravilloso que era abrazar a un bebé?......
Yo recuerdo a mis hijos, tan tiernos, indefensos y llenos de amor que hacían que mi corazón se expandiera de gozo.........
Nuestro efímero paso por la vida no es más que un transitar por el mar de las emociones, en el que poco a poco vamos perdiendo el contacto con esa parte autentica, la descuidamos, la abandonamos y la desatendemos tanto, que llega un momento que nuestro pequeño niño/a ya no está. Sin embargo y aunque nuestros oídos permanezcan sordos, cada día nos grita desde su pequeña cárcel de olvido, nos llama y nos suplica que le liberemos, le abracemos y le integremos en lo que ahora somos.
Hay que estar muy atentos, prestar atención en cada instante para evitar que el rencor, la rabia o cualquier sentimiento debastador se instale en nuestros corazones, pero sobre todo debemos de intentar cada día regresar a la conciencia de unidad.
Dejemos de juzgar y de juzgarnos, rindamonos a la vida, porque la rendición es aceptación y flexibilidad.......nosotros no somos de éste mundo donde todo es caduco y transitorio.
Atrevámonos a vivir como las flores que expanden su belleza sin esperar nada a cambio, tomemos ejemplo de los animales y conservemos su mirada inocente y llena de amor, retornemos a la inocencia de un niño que es capaz de ver la vida con una mirada jubilosa, liviana y sorprendida.........se que parece difícil y de hecho lo es, pero en cuando entendemos que nuestras limitaciones se deben solamente a nuestra propia resistencia, todo cambia.
Cada vez que una flor se abre, se abre la esperanza.
Comentarios
Un beso muy fuerte y muchas gracias.
lo tienen todo..
fugaces..
me gusta esto del alma de las flores..
me quedo..
contigo y con ellas.
saludos
Montse